Los caballos son mamíferos pertenecientes a la familia de los équidos. Son animales herbívoros y su domesticación se remonta a más de cinco mil seiscientos años en la región de Kazajistán.
La altura de los caballos domesticados suele alcanzar el metro y medio de altura hasta la cruz y suelen pesar entre cuatrocientos y quinientos kilogramos. Como en todos los mamíferos, la altura de los caballos se realiza hasta la cruz que es el punto en el que se une el cuello al cuerpo del caballo. Así las razas de caballos destinadas para las labores de tiro pueden alcanzar los dos metros hasta la cruz y su peso oscila entre los ochocientos y mil kilogramos. Esta medida se contrarresta completamente con los ponis en los que la altura nunca suele sobrepasar el metro cuarenta.
A parte de las diferenciaciones fisiológicas entre las diferentes razas de caballos también es notable la diferenciación entre las capas o coloración del pelaje. Así podemos encontrarnos caballos alazanes (marrón claro o rojizo), albinos (blancos), bayos (amarillentos), zainos (marrones oscuros), isabelos (color crema), negros, blancos, palominos (marrón muy claro), píos (dos o tres manchas de colores distintos), ruanos (pelo trenzado y de colores) o tordos (blanco mezclado con tonalidades grises y negras).
En la actualidad se considera que existen cerca de sesenta millones de ejemplares. Así pues, dado que es un animal domesticado se puede afirmar que los caballos viven en casi todo el mundo pues son animales muy apreciados tanto por sus cualidades como por sus usos en competiciones deportivas.