La fisonomía de los peces se adapta al lugar donde viven, el agua. Su cuerpo está comprimido lateralmente con una forma ahusada aunque existen formas alargadas como la anguila o aplanadas (por ejemplo la raya) y otras bastante atípicas, como es el caso del caballito de mar. Por lo general los peces suelen tener aletas, ya sean pares o impares, como la aleta caudal o la dorsal. Externamente los peces, están cubiertos por estructuras duras denominadas escamas. Por encima tienen una fina y delgada capa de tejido cuya función es proteger al pez contra hongos, parásitos y otros organismos nocivos.
En cuanto a su hábitat, algunos peces sólo pueden subsistir en agua salada (el mar), mientras otros requieren de agua dulce en ríos y lagos. También existen organismos que se adaptan a ambas aguas indistintamente ó que cambian de una a otra durante su vida dependiendo de la estación. Muchos viven nadando cerca de la superficie del agua, hablamos entonces de peces pelágicos; otros viven cerca del fondo, a los que denominamos peces bentónicos, y también existen aquellos que prefieren parajes oscuros a más de 3.000 metros de profundidad. En el mar, existen peces que viven en la orilla específicamente en el intermareal, zona que es constantemente azotada por las olas y por los cambios de marea. Otros peces viven lejos de la costa. En ambos casos existen peces pelágicos y bentónicos.
Casi todos los peces son ovíparos, es decir, que nacen de huevos. Algunos peces construyen nidos, donde colocan los huevos para ser custodiados hasta que nacen los pececillos. En este caso el número de huevos que se colocan es menor, ya que estos tienen más probabilidad de subsistir. Otra forma de cuidado parental es mantener los huevos dentro de la hembra hasta el nacimiento de los pececillos.