Los cascos de los submarinos de la primera guerra mundial fueron elaborados o construidos con acero puro horneado en hornos de carbón, éstos no se podían sumergir por debajo de los 100 metros, sin embargo durante la segunda guerra mundial se les agregó un acero elaborado de alta resistencia, esto ayudó a que se sumergiera a profundidades de hasta 200 metros sin sufrir daños por la presión de agua.
El material usado desde la segunda guerra mundial sigue siendo el mismo para la fabricación de nuevos submarinos comerciales o de investigación científica, éstos como limite de profundidad llegan de los 250 hasta los 400 metros, los submarinos comerciales no pueden excederse de los submarinos militares, éstos, para poder alcanzar límites superiores, se construyen con cascos de titanio, este material es un grado mas fuerte que el acero, más ligero que éste y principalmente no es magnético, ésta es una estrategia importante para el camuflaje.
La aleación de metales suaves con titanio da lugar a un incremento mayor en su posibilidad de sumergimiento, y aunque puede alcanzar varios metros se ha establecido como limite superior los 1,000 metros bajo el agua, aunque se ha registrado que submarinos alfa construidos con la misma aleación han alcanzado hasta los 1,300 metros con éxito y sin haber perdido el control de los sistema que lo integran.
La fabricación de un submarino representa costos muy altos que pocas empresas pueden cubrir, por tal razón las investigaciones sobre nuevos materiales resistentes o sistemas que soporten mayor presión son escasas.