Cuando aparecen las enfermedades, suelen utilizarse términos relacionados al comportamiento de contagio o propagación, que si no son explicados con detenimiento, pueden llegar a crear una alarma innecesaria en las personas, siendo generalmente éste el caso de la pandemia.
Para poder comprender de qué se trata este comportamiento de propagación, es importante saber que en el caso de una epidemia, la enfermedad se esparce entre la población de una localidad o país en específico, durante un cierto tiempo, atacando a muchas personas. En el caso de la pandemia, lo que sucede es que la epidemia local, ya pasó a convertirse en una enfermedad que afecta a varias localidades o países, afectando a muchas personas en simultáneo.
Durante una epidemia o fase 5 de una enfermedad, las acciones de los organismos de salud se enfocan en la contención de la enfermedad, procurando con todos los medios posibles el hacer retroceder o retrasar la propagación de la misma y así evitar que se torne en pandemia.
Cuando ya ocurre la pandemia y la enfermedad se encuentra en su fase 6, lo que se hace es incrementar los mismos esfuerzos realizados en la fase 5 de epidemia, con la salvedad es que en vez de tratar de contener lo que ya no se pudo, se procede a controlar el impacto que pueda tener en una localidad.
Para lograr lo anterior se deberá aumentar la rapidez con que se diagnostica la enfermedad y estar atentos ante cualquier cambio en el comportamiento de la enfermedad.
También los organismos de salud deben prever y verificar que la obtención de la cantidad necesaria de vacunas, de las industrias que se dedican a fabricarlas, estén todas al día.
Ante todo momento se debe estar vigilante, todo el sistema de salud debe estar reforzado, comunicando entre sí cualquier avance o retroceso, controlando que se están llevando a cabo todos los objetivos.