Existen diversos tipos de lesiones tumorales situadas en la cadera, muchas de ellas no son visibles por medio de un examen de rayos X, por lo que es necesario realizar una resonancia magnética o una tomografía computarizada. De esta manera se detecta el tamaño y localización del quiste, para poder realizar una biopsia.
Algunos ejemplos de tumores benignos que podrían surgir en la cadera o cerca de ella son, el osteoma osteoide, cortical, medular y subperióstico; el encondroma, el tumor de células gigantes y el osteocondroma. En el caso de los malignos, encontramos el osteosarcoma, condrosarcoma intramedular y condrosarcoma de células claras.
Para cada uno de los diferentes quistes de cadera el médico deberá examinar al paciente y por medio de los exámenes ya descritos, detectar la correcta localización, pudiendo solicitar una biopsia para saber si el tumor es benigno o maligno. En el primer caso, puede que no sea necesario ningún tipo de tratamiento, pero si el quiste está causando algún dolor, muchas veces se procede a una extirpación. Para el segundo caso, cuando los quistes son de carácter maligno, se emplea la quimioterapia, radiación, cirugía o la mezcla de ellas.
Sólo en casos en los cuales el cáncer se haya propagado por el cuerpo y no sea posible realizar una cirugía, se realizan las quimioterapias y radiaciones. Sin embargo, si el quiste aún no se ha expandido demasiado, se opta por la cirugía. En casos de quistes óseos, se realizan cirugías con injertos de hueso, quitando parte de otros y rellenando en el lugar afectado.