La fibromialgia es un proceso reumático crónico que se caracteriza por un dolor tanto en músculos como en huesos y sensación de fatiga. Al no presentar ninguna alteración en los tejidos ni en las células resulta difícil de diagnosticar.
Se desconoce la causa que origina la fibromialgia. Sin embargo, algunos factores como diversas infecciones, accidentes laborales o de circulación en los que se produzca una lesión cervical o artritis reumatoide podrían desencadenar su aparición.
El primer y principal síntoma es un dolor muscular generalizado. Frecuentemente, el dolor y rigidez empeoran por la mañana y pueden doler más los músculos que se utilizan de forma repetitiva. El dolor y la rigidez pueden manifestarse por todas partes del cuerpo o pueden estar restringidos a ciertos partes. La fibromialgia en todo el cuerpo es más frecuente en mujeres que en varones.
El paciente también puede experimentar fatiga a distintos niveles, así como trastornos del sueño. Aunque los pacientes con este problema pueden conciliar el sueño, éste no resulta reparador. Se despiertan con frecuencia o tienen pesadillas. Otros padecen apnea nocturna, con fases en las que se corta la respiración, miclonías del sueño (movimientos bruscos de brazos y piernas) y bruxismo o rechinar de dientes. También pueden presentar síndrome del intestino irritable; muchos pacientes sufren síntomas de intestino irritable como estreñimiento, alternado con diarrea, dolor abdominal, gases y náuseas. Por último existe el riesgo de experimentar trastornos psicológicos asociados a la depresión.
El tratamiento de la enfermedad incluye ejercicio moderado como caminar o nadar, emplear técnicas de relajación así como tratar adecuadamente los problemas psicológicos que se asocien con la enfermedad. El tratamiento farmacológico incluye analgésicos para combatir el dolor, pero también habrán de tratarse los trastornos del sueño, los problemas de colon irritable y la posible depresión.