El trastorno de personalidad múltiple, también llamado trastorno de identidad disociativo, es un estado en el cual una persona se olvida de sí misma y se trasforma en otra, desarrollando dos e incluso hasta cien tipos diferentes de personalidades. Cada una de éstas tiene su propia identidad, gustos específicos, formas de pensar, de sentir y lo curioso, es que pueden estar en desacuerdo una con la otra.
Esto generalmente es causado durante la niñez, antes de los cinco años, por traumas como abusos sexuales o físicos, abandono por desatención e incluso, en niños que han despertado de la anestesia durante una operación; en adultos, puede generarse al sufrir un estrés insoportable. Todas estas situaciones traumáticas resultan en un intento de olvidar lo sucedido, la persona se refugia en sus múltiples personalidades tratando de pensar en otra cosa y generando vacíos en la memoria.
Las personas que sufren este trastorno, habitualmente presentan síntomas como depresión, ataques de pánico, ansiedad, alteraciones en el apetito, fobias, recuerdos con imágenes de experiencias traumáticas, dolores de cabeza, abuso de drogas o alcohol y comportamientos obsesivos. También alucinan y oyen voces de las otras personalidades y piensan constantemente en el suicidio, realizando intentos de estos y automutilaciones en sus cuerpos.
Es necesario un tratamiento terapéutico para la persona que padece de disociación, de manera que ésta pueda sobrellevar el sufrimiento interno y lograr una paz mental. Muchas veces no se logra llegar a un solo tipo de temple, pero sí se alcanza un trato en las diferencias y desacuerdos entre una personalidad y otra, pudiendo convivir con cada una de ellas.