Qué es la terapia adleriana

El tránsito de un estilo de vida disfuncional, lleno de concepciones y metas erróneas, hacia otro más satisfactorio para el propio individuo y la sociedad a la que pertenece representa el objetivo principal de la denominada terapia adleriana, que se encuentra en boga por estos días entre los psicólogos más renombrados del mundo.

Albert Ellis (1913-2007) fue un eminente terapeuta cognitivo norteamericano fundador de la corriente titulada terapia racional emotiva conductual, conocida popularmente como terapia adleriana. Con ella proponía un estilo novedoso de psicoterapia más dinámica, en la que el terapeuta debía ayudar al paciente a comprender que sus concepciones personales contribuían a incrementar sus propias emociones negativas.

Por lo tanto, los esfuerzos médicos debían encaminarse a que el individuo cambiara estas concepciones personales mediante el descubrimiento racional de su ineficacia. A la vez, el terapeuta debía ser capaz de sustituir esas concepciones por otras más provechosas para la persona, lo que se conoce actualmente como reestructuración cognitiva.

Adler creía, además, que la mejor manera de interactuar con los pacientes no consistía en la implementación de técnicas y métodos, sino en la relación terapéutica con ellos, de ahí que las facetas de la terapia adleriana diverjan en varios aspectos de la terapia tradicional.

La primera fase consiste en la identificación de las prioridades del paciente, a partir de una entrevista en la que el terapeuta indaga por los principales recuerdos de su vida y otros aspectos de carácter emocional y cognitivo. Este período es útil para que el doctor descubra las particularidades del individuo y para que este, a su vez, se haga consciente de ellas y sea capaz de entenderlas.

Por último, ocurre la fase de reorientación en la que ambos trabajan por instaurar nuevas metas, procedimientos vitales y concepciones sobre la vida. A través de esta sustitución el terapeuta pretende incidir positivamente sobre el desarrollo emocional y conductual del paciente.

El proceso terapéutico puede tardar hasta 25 sesiones de entre 45 minutos y una hora, con una frecuencia semanal. Al cabo de las cinco primeras citas el paciente estará en condiciones de dictaminar si la terapia discurre por el camino indicado y si aprecia que será capaz de obtener resultados positivos de ella.

Una característica curiosa de este tipo de encuentros es que se propicia el intercambio cara a cara, y se elimina cualquier objeto o estructura que sugiera diferencias en el rango entre paciente y terapeuta. Es una vía más rápida de instaurar relaciones de confianza y sinceridad entre ambos.

 

 

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Categorias: Medicina
Ultima modificación: 10/28/2013