La parte exterior de los magnetófonos está disponibles en distintos tamaños y formas, pero el mecanismo interno opera con el mismo principio. Pequeños electroimanes agregan un flujo magnético, o una carga, a la superficie de la cinta recubierta con metal conforme ésta se desliza sobre los electroimanes, que son núcleos de hierro cubiertos con alambre. Una señal de audio se envía a través del alambre, creando un campo magnético en el núcleo que magnetiza el recubrimiento metálico de la cinta. Durante la reproducción, la cinta crea un campo magnético en el núcleo y se amplifica una señal en el alambre a través de los altavoces.
Por lo general los magnetófonos tienen dos pequeños electroimanes que son del tamaño de un cuarto del ancho de la cinta para el sonido estéreo. Cuando la cinta da la vuelta, la otra mitad de la cinta toca los electroimanes. La casete se encaja a presión en la grabadora para que las dos ruedas dentadas de la grabadora encajen en los dos agujeros en cada lado de la casete. Las ruedas dentadas son ejes con bordes cuadrados que encajan perfectamente contra los dientes de los carretes de la cinta dentro de la casete, así que cuando las ruedas dentadas giran en la misma dirección, la cinta de la casete gira y empuja la cinta desde un carrete al otro sobre los electroimanes. Las cabezas debajo de las ruedas dentadas, una utilizada para borrar la casete y liberarlo de señales antes de registrar y la otra contiene el registro y los electroimanes de reproducción.