El mango de una linterna de pilas alberga el circuito y la fuente de poder. Se utilizan baterías, tanto recargables como desechables, para encender el foco de la linterna. La energía viaja desde las baterías, a través de una serie de resortes metálicos y contactos, hasta que finalmente alcanza la lámpara y le da energía. La energía de la linterna se regula mediante su interruptor externo, el cual es parte del circuito de la linterna y está integrado por contactos metálicos.
La lámpara de la linterna, o el foco, recibe la energía desde las baterías y la convierte en luz visible. La lámpara de la linterna está constituida, por lo regular, por un filamento de tungsteno o diodo emisor de luz (LED). El flujo de energía a la lámpara con filamento de tungsteno desgasta el filamento, causando que tarde o temprano se queme y rompa. Los diodos en las lámparas LED son considerados ampliamente como “irrompibles” y no se deben reemplazar.
Se utiliza un reflector metálico rodeando al foco de la linterna para aprovechar la luz generada por la lámpara. Un reflector parabólico puede generar, en teoría, un haz de rayos de luz perfectamente paralelos del mismo tamaño de la abertura de salida. Es decir, el reflector de la linterna compone la luz omnidireccional desde la lámpara y la dirige como un rayo direccional de luz a través de los lentes de la linterna. El lente translúcido en el extremo de la linterna simplemente protege a la lámpara para evitar que se dañe