La estructura misma de la madera hace de los muebles objetos difíciles de conservar, más aún cuando se usan diferentes variedades en un mismo objeto. Sin importar su procedencia, las distintas variedades de madera comparten una estructura fibrosa, formada por células de celulosa, ordenadas una al lado de la otra, íntimamente ligadas por enlaces químicos de moléculas de lignina. Así se configura un material resistente, que conduce y retiene agua con facilidad. La madera contiene siempre un cierto volumen de agua dentro o en los bordes de las células.
Temperatura y humedad
Cuando el clima (temperatura y humedad) del entorno de un mueble cambia, la madera se adapta buscando el equilibrio. Al bajar la humedad ambiental, el agua contenida en las paredes de las células se evapora, provocando la contracción del material. Si la sequedad ambiental es extrema, la evaporación será excesiva, y el encogimiento puede causar tajos y rajaduras. Los efectos de las variaciones de humedad en un mueble barnizado o pintado son más suaves, pero éstas no son protecciones definitivas. En ambientes calefaccionados, la madera se contrae durante el día y «respira» en la noche, cediendo nuevamente, generando esos típicos sonidos de casas antiguas con muchos muebles de madera.
Durante el invierno la calefacción crea un ambiente seco de 22 grados Celsi us y 30-40% de humedad relativa. En esas condiciones la humedad interior del mueble baja a un 6-7%. cuando lo normal es que tenga un 12-13%. Cuando los días están hermosos y abrimos las ventanas, la humedad del ambiente aumenta bruscamente, produciendo efectos dañinos en el mueble. Naturalmenete sufren más daño los muebles ubicados cerca de las ventanas o próximos a la calefacción. Es importante proteger un mueble ubicado en una habitación sin condiciones óptimas de humedad, es decir, humedad relativa de 50-60%. Esta humedad se logra poniendo un vaso de agua en el interior del mueble. También se puede poner encima del mueble un florero con flores en agua, utilizando un plato debajo porque las manchas de agua en madera son difíciles de eliminar.
Luz
La madera también se daña con el exceso de luz. lo que se manifiesta en un aclaramientode la superficie. Nunca exponga un mueble al sol. Si el mueble se somete a una humedad más alta que 65%, corre el riesgo de ser atacado por hongos. De presentar hongos, limpie el mueble con una escobilla y ubíquelo en una habitación bien ventilada y con humedad inferior.
Insectos
Los insectos más frecuentes que afectan los muebles son las termitas, cuya presencia se detecta por observación de pequeños hoyos y aparición en el suelo de polvo blanco.
Limpieza
La limpieza se puede hacer pasando un paño amarillo que no destiña y, a veces, frotando con cera natural. Cuando los muebles no tienen la protección de un barniz, que es el caso de los muebles coloniales, se aconseja encerarlos en primavera y otoño con cera virgen disuelta en trementina, usando para ello un paño sin pelusas. Después de un día puede sacarle brillo con una escobilla suave. Para los muebles con barniz basta usar un spray con cera líquida de buena calidad. El spray no debe contener aceite que manche la madera, ni basarse en agua la que produce ondulaciones en la madera. Para lubricar los cajones, ponga jabón de tocador o cera de vela en los bordes laterales.
Traslados
Si quiere trasladar un arrimo con mármol en la superficie, primero traslade el mármol y después el arrimo, evitando la caída del mármol y su destrucción, ya que no va pegado al mueble. Si traslada una cómoda es mejor sacar los cajones o cerrarlos con llave para impedir que se caigan y deterioren.
Uso
Una mesa expuesta en un museo donde el público tenga acceso, protéjala mediante un vidrio, pues una simple pasada de mano de una dama con anillo puede dejar una huella difícil de borrar. Lo mismo conviene hacer con el teclado de un piano, que parece irresistible para los visitantes. Colocar vidrio delante de un bargueño evita la búsqueda de «tesoros escondidos» en sus cajas secretas.