Cómo es el IVA en los países de la Unión Europea

Cuando imaginamos la fiscalidad de los países europeos, es probable que intuyamos una serie de impuestos similares a los nuestros. Sin embargo, debido a la subida experimentada por el impuesto de valor añadido en España de forma reciente, nos encontramos con una de las mayores tasas del espacio europeo. Esta situación se debe a la necesidad de financiación de las arcas estatales, que han padecido el embite de los especuladores durante la crisis disparando el valor de la deuda y dificultando que se consiguieran los objetivos a corto plazo.

Tras la subida del tipo general del 18% al 21% y los tipos reducidos del 8% al 10%, la única buena noticia es que los tipos super-reducidos se mantienen en el 4%.

Pero España no es el único país que ha subido este tipo impositivo como consecuencia de la crisis, pues en Finlandia se hizo para reducir su déficit en 2010 y también recientemente en Grecia y Portugal como respuesta al rescate europeo, alcanzando el IVA general en estos países el 23%.

Rumanía, con un 24%; Reino Unido con un 20% y la República Checa, con un 20%, también han aplicado subidas a este impuesto.

Sin dudas, la salud de las finanzas de los países y el tamaño de su economía determinan el tipo general del IVA que se impone a los ciudadanos. Es el caso de los países con menores tasas, como Chipre, con un 17%, Malta, con un 18%, o de Luxemburgo, con 15%, el menor de toda la Unión Europea. Alemania y Francia, las mayores potencias europeas, establecen un 19% y 19,6% respectivamente. Las tasas más elevadas corresponden a los países nórdicos, como Suecia o Dinamarca, ambos países con un 25% o Hungría con un 27%, que es el tipo más elevado de la zona euro. En el resto de países se aplican porcentajes que oscilan entre el 20% y el 23%.