Organizar una boda es todo un reto que no pocas veces produce dolores de cabeza. Ésa es la razón con la que se planifica con tanta anticipación e incluso existen personas especializadas en organizar una. Si no cuentas con suficiente presupuesto para ello, no te preocupes. La clave está despejar los nervios y planificar ordenadamente.
Para las invitaciones se prefieren los colores claros que denoten pureza. Respecto al diseño puedes incluso encargarlo por internet. Hay montones de casas alrededor del mundo que venden sus productos a otros países. Así te aseguras que el diseño sea exclusivo al menos dentro de tu círculo de amistades e invitados. Al momento de escribir sobre ellas puedes requerir los servicios de un calígrafo o por último hacerlo ustedes. Es un bonito momento a compartir entre los novios y quizá en último momento decidan que es mejor no invitar a esa vieja amistad, a ese familiar molesto o a ese antiguo novio.
Con la decoración de la iglesia no puedes hacer mucho porque al momento de elegir una querrás la más bella y romántica que ya luego no te preocuparás en cambiarle nada. Lo que sí querrás es una decoración sobria y acogedora en la recepción y cena. Aquí también conviene elegir colores claros que reflejen mucho la luz, sin importar si es de un jardín en el día o de un salón en la noche. Para las mesas sigue rigurosamente la etiqueta respectiva, añadiendo algunos centros de flores y los recuerdos en el lugar de cada comensal. Es preferible que todas las mesas rodeen la pista de baile para que todos sin problema puedan observar a los novios cortando la tarta, haciéndose fotos y, desde luego, bailando.
La eficacia de la movilidad depende de cuán lejos quede la iglesia y la recepción. Mientras más lejos esté se pueden presentar situaciones poco manejables como un atasco o el cierre de una calle. Así que lo recomendable es que se den todas las instrucciones necesarias para poder llegar, con vías alternas de ingreso por ejemplo.