Cómo dar un beso

Hay que pensar en un beso como si se tratara de un estrechón de manos que define esa primera impresión. No se pretende extender la mano para dejarla colgando, y tampoco se quiere cortar la circulación de la muñeca del recién conocido. Cuando se decide por obtener un beso húmedo y profundo, hay que comenzar con un poco de presión, aplicando la suficiente tan solo para realizar un sondeo discreto.

No hay que permitir que la lengua se vuelva un gusano pegajoso. Suavemente se da masaje con la lengua a la lengua de la pareja, haciendo círculos lentamente y periódicamente se retira para evitar generar cansancio y provocar ansiedad. La clave es mezclar los movimientos para no terminar en un torbellino de lenguas.

No hay que dejar las manos flojitas a los costados. Acariciar suavemente el rostro de la pareja, los hombros o los brazos, o pasar los dedos entre su cabello puede resultar extasiante. Tampoco hay necesidad de apresurar las manos para que entren a territorios inexplorados. A veces, el moverse cautelosamente da pie a un encuentro más íntimo y apasionado.

Para lograr que se forme confianza al besar, hay que presentarse ante la pareja con dientes limpios, bonitos y con un aliento fresco. Los labios deben mantenerse suaves utilizando una crema natural humectante para labios para que no estén grasosos.

Si la pareja se intenta retirar o parece distante, quizás se esté aplicando demasiada fuerza. Un buen besador sabe alternar las áreas de atención, acariciando gentilmente o besando los labios, la lengua y hasta el cuello. Si a la pareja no parece agradarle lo que la contraparte está haciendo, hay que volver a comenzar lentamente y permítele tomar las riendas. Se debe limitar el propio estilo de besar de la pareja hasta que sea agradable y entonces seguir la intuición propia para saber cómo proceder.

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Ultima modificación: 08/21/2013