Un cambio de casa no es algo tan sencillo como parece. Siempre quedarán recuerdos y vivencias de la antigua casa en nuestra memoria. Momentos de todo tipo, buenos, malos, regulares, pero recuerdos y parte de nuestra vida se quedan en la antigua casa.
Esto es algo que afecta a las personas adultas, pero también a los niños. Los adultos tenemos más recursos y estamos mejor preparados para dejar atrás un tipo de vida u enfrentarnos a otra.
Pero esto no ocurre generalmente con los niños a quienes les cuesta mucho más. Para ellos significa un cambio de rutinas, de colegio, de amigos y un largo etcétera. Algo que sin duda puede causar un trastorno en nuestros hijos. Por eso tras una mudanza es necesario extremar nuestro mimo y cuidado hacia ellos, intentando que pronto lleguen a socializar en la nueva casa.
A continuación te explicamos cómo puedes llegar a conseguir, que se adapten lo antes posible.
No ocultes jamás a tus hijos que tienes la intención de mudarte. Comparte con ellos en la medida de lo posible la decisión, para que ellos se sientan partícipes de ella. Explícales bien cuál es el motivo o motivos que te han llevado a tomar esa decisión.
Intentan por todos los medios que los niños muestren interés y ganas con la idea de mudarse. Puedes decirle las ventajas que tendrá la casa nueva, lo cerca que va a tener el parque o lo bonito que será su nuevo colegio. Dile también que irá con nuevos niños a la escuela, pero que pronto encontrará nuevos amigos y que siempre que quiera podrá ver a sus antiguos amigos.
Como ves no será una tarea fácil, pero con un poco de comprensión tus hijos entenderán la necesidad de la mudanza. Y en menos tiempo del que pueda parecerte, tus hijos se habrán adaptado por completo.