Muchos padres de familia se preguntan qué hacer con su hijo con exceso de peso. Esto es un problema ya que se calcula que el 80% de los niños obesos entre los 10 y 13 años que no son tratados serán en un futuro adultos obesos.
El primer paso en estos casos es acudir a un pediatra y un nutricionista. Su hijo no debe hacer dieta, porque cuando llegue a su fin volverá a engordar. Además se ha demostrado que las prácticas restrictivas de alimentación durante la niñez pueden promover la obesidad al impedir que el niño reconozca la sensación de hambre y saciedad.
La principal causa de la obesidad infantil es la alimentación y el sedentarismo. Ver televisión es el hábito sedentario más cuestionado porque puede tener una doble consecuencia: disminución del gasto energético y aumento del consumo de alimentos.
Es muy difícil lograr una pérdida de peso del niño sin la participación de los padres. No se puede pretender que su hijo coma verduras mientras los otros miembros de la familia comen pizza. Este problema es en realidad de toda la familia.
Como padre encuentre motivos para elogiar los cambios de conducta en el niño y no use la comida como premio. Establezca horarios para las comidas familiares diarias y para las comidas intercaladas. Se debe determinar qué comida se ofrece; ofrezca solo opciones saludables. Disminuya en el núcleo familiar los alimentos “poco sanos”. La clave es ser constante y servir de ejemplo para su hijo.
Estas son solo recomendaciones efectivas, no la solución al problema. Recuerde que siempre ha de consultar a un especialista o médico, y seguir sus recomendaciones. Una vez más la clave será ser constante y servir de ejemplo para su hijo.