Son pocas las personas que son capaces de admitir que se han equivocado y es todavía mucho menor el número de personas en nuestra sociedad que lo reconocen y que, además, piden perdón.
Es increíble observar como nuestra sociedad ha avanzado hasta tal punto en el que serían capaces de dejarse romper el brazo antes de darlo a torcer y todo se debe a que cada vez es más frecuente penalizar las equivocaciones. Son numerosos los casos en los que se han dejado de hablar dos personas por cuestiones meramente banales pero aún así ninguna de las dos partes admite la equivocación pues detrás de ello se puede encontrar un grave caso de inseguridad al pensar que al reconocer nuestro propio error se puede ver afectada nuestra credibilidad o nuestra imagen.
No obstante todo esto son percepciones subjetivas y se debe trabajar en la búsqueda continuada de ser justos. Pedir perdón es una muestra de humildad y nos sitúa en el mismo nivel que las personas con las que nos rodeamos ya sean compañeros de trabajo, amigos o familiares.
Si estabas enfadado, si has hecho daño a alguien, si has herido sus sentimientos, si has metido la pata en el trabajo o con un cliente o si haces algo que sabes que estaba completamente mal son las situaciones idóneas en las que debes disculparte y pedir perdón.
No resulta tan complicado como parece. Solo debes utilizar una expresión acorde a la situación en la que debes pedir perdón. Por ejemplo puedes utilizar siento haberte gritado o siento haberte echo daño o siento no haber podido cumplir con los objetivos marcados. La primera vez siempre es la más dura pero luego verás que te sentirás mucho mejor contigo mismo.