En la antigüedad se utilizaban métodos de predicción del tiempo poco exactos tomando en cuenta la experiencia sobre señalas o patrones de eventos, por ejemplo, si al amanecer el cielo era particularmente rojizo se decía que se avecinaba mal tiempo de largas lluvias.
Posteriormente, con la invención de la telegrafía en el año de 1837, comenzaría la era moderna del pronóstico del tiempo, antes de esta invención la información sobre el clima era llevada de una región a otra en trenes que tardaban de tres a cuatro días para llegar de un sitio a otro, cuando la información sobre el clima llegaba ya no era la misma que se presentaba cuando el tren había salido de la región; con el telégrafo, la información se conocía al instante y se podía comparar rápidamente.
En la actualidad se sabe que el clima depende de las condiciones del aire, los meteorólogos saben que el aire seco es más ligero que el aire húmedo de las tormentas, los meteorólogos emplean un instrumento llamado barómetro para poder medir el peso del aire en una zona especifica, así se puede predecir en cuánto tiempo se presentará la lluvia. Para comparar la información y corroborarla se colocan varias estaciones meteorológicas repartidas por todo el país, las mediciones son tomadas varias veces al día para detectar cualquier cambio en la presión atmosférica que se puede presentar en cierta zona. Conforme aumenta la presión atmosférica más humedad existe en el ambiente, lo cual pronostica lluvia, y dependiendo del nivel de incremento será la intensidad de la lluvia.