Cuando las primeras ciudades se establecieron existía basto terreno para elegir el sitio ideal para habitar, las personas que entonces habitaban decidieron hacerlo lo más cercano a un río u océano por diferentes razones, una de ellas era por que tenían cerca lo indispensable, que era alimento y agua para tomar o lavar los utensilios y ropas que utilizaban, así como para regar sus cultivos y llevar a cabo las necesidades higiénicas.
Con el tiempo se establecieron nuevas ciudades en sitios alejados de los ríos o del mar, estas ciudades no contaban con el agua suficiente para regar cultivos a para alimentar al ganado, por esta razón, las ciudades cercanas al agua vendían sus productos a los habitantes de ciudades alejadas y comenzaron a crecer económicamente a pasos agigantados, con el tiempo no sólo vendían alimentos sino comenzaron la producción de nuevos productos.
Por otra parte el comercio internacional se realizaba a través de embarcaciones y los nuevos descubrimientos médicos y científicos llegaban anticipadamente a las ciudades colindantes con el mar, así como las mercancías provenientes de países alejados. Hoy en día el mar no es solamente un medio de comunicación entre países o continentes, sino también uno de los principales destinos turísticos, las ciudades que limitan con el mar tienen mucho más turistas que el resto de las ciudades, este factor beneficia su economía y asegura su crecimiento; además los procesos de producción llevan a cabo mecanismos que requieren grandes cantidades de agua, solamente las ciudades que cuentan con la suficiente podrán llevarlos a cabo y así poder hacer crecer su economía.