El imperio azteca tuvo su era de esplendor durante el Posclásico Tardío, antes de la Conquista española. Estaba integrada por los dominios de la Triple Alianza conformada por Texcoco, Tlacopan y México-Tenochtitlan.
Mucha de la comida mejicana actual tiene su origen en la de los aztecas. La base de la dieta azteca eran el maíz y las judías. El maíz era usado para elaborar harinas con las que cocinar masas o tortillas que servían de complemento a otras comidas.
Otro alimento básico fueron los frijoles y las diferentes variedades de granos de amaranto, y la chía. La combinación del maíz y estos alimentos conformaban la mayor parte de su dieta. El tratamiento del maíz era llamado nixtamalización, y consistía básicamente en cocinar los granos de maíz en soluciones alcalinas, lo que aumentaba enormemente el valor nutricional de la mazorca común.
La dieta azteca incluía una impresionante variedad de animales, desde pavos y diversas aves de corral, pasando por iguanas y ajolotes, camarones y pescado hasta una gran variedad de insectos, huevos y larvas. También consumían diversos hongos y setas, especialmente el huitlacoche. La calabaza era muy popular, de la que se consumía hasta sus semillas ya fueran frescas, secas o tostadas. Los tomates también eran un ingrediente común, aunque se consumían otras variedades algo distintas a las actuales.
El agua, atole y pulque, el jugo fermentado del maguey; fueron las bebidas más comunes entre la sociedad azteca. Además disponían de diversas bebidas alcohólicas, que eran fermentadas de la miel, jugo de diversas cactáceas y frutos. La élite de la sociedad se enorgullecía de no beber pulque, una bebida de plebeyos; ya que preferían beber diversas bebidas preparadas con cacao. El cacao era bebida de gobernantes, guerreros y nobles, y se condimentaba con vainilla, miel y una gran variedad de hierbas y especias.