El olmeca fue un antiguo pueblo del sur del golfo de México que se considera como la más antigua civilización en Mesoamérica. Su esplendor se fecha desde aproximadamente el 1500 hasta el 900 a.C. Su área central ocupó unos 18.000 km2 en las pantanosas selvas de las cuencas ribereñas de los actuales estados mejicanos de Veracruz y Tabasco. Su influencia se extendió gradualmente por todo el valle de México y los actuales estados de Oaxaca y Guerrero.
Los olmecas fueron muy inteligentes y cultos, establecieron un calendario muy preciso para el ciclo agrícola y tenían un sistema de escritura de jeroglíficos. Desarrollaron las matemáticas y la astrología, llegando a predecir los eclipses y movimientos lunares.
Los olmecas estaban organizados en tribus dirigidas por un solo jefe; cada comunidad o granja estaba dirigida por un rey o sacerdote y en ella vivían algunas familias, cerca de las milpas. El pueblo se encargaba de la construcción de los centros ceremoniales, rodeados por las aldeas de campesinos, quienes se encargaban del cultivo de la tierra.
Su dieta principal estaba compuesta a base de maíz con el que elaboraban tortillas, tamales y bebidas de maíz), que complementaban con frijoles, calabazas, chiles, distintas clases de tubérculos (como la yuca o mandioca, el camote y la jicama), así como tomates y cacao. Respecto a este último producto se les considera como los probables inventores del chocolate.
Como muchos otros pueblos los olmecas también se alimentaron de la caza y la pesca. Consumían mariscos, distintas clases de pescado, ostiones y tortugas acuáticas. Además de pavos se alimentaban de muchos animales de la selva y pantanos, como venados, manatíes, cocodrilos, tapires, monos, iguanas y pequeños roedores. No faltó en su dieta la fruta, con productos como guayabas, papayas, chicozapotes, zapotes, o ciruelas. Tenían muchísima variedad de alimentos.