La base más importante del cristianismo es la victoria de Cristo sobre el pecado. Cuando Cristo tomó forma de humano según las indicaciones de Dios no solamente vino al mundo a predicar la palabra y transmitir el mensaje de su Padre, también vino a demostrar que Dios y el hombre son capaces de derrotar al pecado, según las santas escrituras la única razón que tuvo Jesús para sufrir y vencer el pecado fue liberar a la humanidad del mismo pecado, enseñando cuál es el mensaje que se debe de seguir y cuál es la forma de enfrentar al mal.
Las sagradas escrituras hablan sobre este acontecimiento en diversos versículos.
(1 Corintios capitulo 15, versículo 57) “…Mas a Dios gracias, que nos da la victoria por el Señor nuestro Jesucristo…”
(Filipenses capítulo 4, versículo 13) “…Todo lo puedo en Cristo que me fortalece…”
(Romanos capítulo 8, versículos 1 al 39) “AHORA pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, mas conforme al espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible a la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado, y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne… Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien, es a saber, a los que conforme al propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinaron, a estos también llamó, y a los que llamó, a éstos también justificó, y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Pues qué diremos a esto? Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros?…Ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro…”
(Juan capítulo 3, versículo 16) “…Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna…”
(Romanos capítulo 8, versículo 39) “…Ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro…”