Los objetivos de esta técnica son fomentar hábitos higiénicos en el paciente, crear un ambiente limpio, permitir la comodidad física, disminuir el riesgo de contaminación hospitalaria, ofrecer seguridad desde el punto de vista bacteriológico.
El equipo a usar consiste de dos sábanas, una sábana clínica, una funda, frazada, un cobertor y una bolsa para la ropa sucia.
El primer paso será lavarse las manos con agua y jabón, preparar el equipo y colocarlo sobre la silla de la unidad del paciente en orden de uso o sobre una mesa auxiliar. A continuación, hay que colocarse guantes o manoplas, regular la altura de la cama para trabajar cómodamente, retirar la baranda de la cama del lado en el que se colocará la enfermera, retirar la frazada y el cobertor, doblarlos y colocarlos en la silla o mesa auxiliar en el caso que puedan ser reutilizados.
A continuación, evitando el contacto con la piel o la ropa se rota al paciente hacia el lado de la cama que posee baranda extendiendo longitudinalmente sobre el colchón la sábana inferior. Se coloca entonces debajo del colchón la parte que quedó libre. Hay que ayudar al paciente a darse vuelta hacia el lado limpio de la cama y subir la baranda.
Se baja entonces la baranda del otro extremo de la cama y se retira la ropa usada. Hay que desdoblar la sábana y la zalea extendiéndolas bien para que queden sin arrugas. Llegado este paso es el momento de ayudar al paciente a colocarse en el centro de la cama. A continuación, se coloca la sábana superior, la frazada y cobertor y la almohada de nuevo con la funda bajo la cabeza del paciente. Por último, ya sólo resta subir la baranda y reajustar la posición de la cama.