La prenda de vestir conocida por polaina no tiene un origen relacionado con el sistema de salud o la indumentaria propia de este sector. Por el contrario, las polainas nacen en contextos más bien rurales con una finalidad práctica pero también estética.
De manera general consiste en una pieza enteriza que sirve para abrigar y cubrir la pierna desde la altura de la rodilla hasta el tobillo, y que se fija al pie mediante una prolongación que se ajustaba al talón y el empeine. Dentro del grupo, también se ubican las polainas más cortas que solo cubren la zona entre el tobillo y el empeine del pie.
Se colocan por encima del zapato y del pantalón. Utilizan distintos tipos de mecanismos para ajustarse al pie y la pierna de quien la porta: correas, botones, trenzados, enganches, cintas o cremalleras, aunque muchas no los necesitan pues son de materiales elastizados que ciñen la pierna.
Su aparición estuvo relacionada principalmente con el trabajo en el campo. En estos ambientes es muy utilizada por ganaderos y agricultores para proteger las prendas de vestir del rozamiento con los animales o la suciedad de la tierra durante las labores de cultivo y cosecha. En este sentido, se considera sobre todo un accesorio masculino aunque la realidad es que las mujeres también pueden usarla en diferentes ámbitos sociales y productivos.
Existen varios tipos de polainas, fabricadas de diversos materiales de acuerdo a la finalidad con la que vayan a ser empleadas. Por ejemplo, pueden fabricarse de lana –como las primeras-, de cuero o de distintos tipos de telas.
En el caso de las polainas, adaptadas al sistema de salud, forman parte del conjunto de accesorios que garantizan la protección del paciente y el personal médico dentro de los salones de operaciones. Es necesario emplearlas por encima de los zapatos cuando se va a ingresar en la sala quirúrgica y deben botarse luego de cada intervención.
Se fabrican a partir de telas desechables y en diversos colores, aunque el azul y el verde son los más empleados por sus efectos tranquilizantes. Se mantiene junto con el resto de los accesorios, como las batas y los gorros, dentro de un área esterilizada para evitar que la contaminación ambiental cause contaminación cruzada al paciente.