A través de la historia la apariencia ha tenido un papel importante en la sociedad, en siglos pasados las personas mejor parecidas eran las que pertenecían a la realeza o a las familias adineradas, para lograr la mejor apariencia la mujer hizo y hace uso de un elemento muy importante: el cabello. Con éste puede expresar su personalidad y su preferencia por ciertas cosas, a partir del siglo XIX las mujeres comenzaron a ser más aventureras en cuanto a su apariencia, se comenzaba a usar el cabello corto y despuntado, muy diferente a las mujeres del siglo anterior que no permitían que una tijera rozara un cabello.
Muchas mujeres en esta década aún preferían usar el cabello largo y hacer un moño con él, sobre todo aquéllas que tenían el cabello rizado u ondulado, uno de los peinados más comunes de aquella época era el moño, a continuación se describen los pasos para crearlo:
- Peinar perfectamente el cabello para que quede desenredado.
- Peinar todo el cabello hacia atrás y dividirlo en dos partes.
- Hacer un moño similar al que se hace con las agujetas de las sandalias deportivas.
- Asegurar con pasadores el cabello creando la figura adecuada.
- Rociar el cabello con fijador en aerosol para impedir la movilidad.
Este moño es muy sencillo de hacer, la diferencia entre éste y el moño liso usado en el siglo XVIII es que es mucho más suelto y pegado a la nuca, no estirado y pegado al cuero cabelludo.