Cuando vayamos a realizar un viaje de larga duración que suponga cambiar de uso horario puede que suframos en mayor o menor medida el famoso jet lag.
El jet lag no es otra cosa que nuestro cuerpo siga con las costumbres y hábitos adquiridos en la zona en la que habitamos de esa forma si viajamos a otro país en el que su uso horario sea diferente puede producirnos que tengamos sueño y excesivo cansancio por el día y estemos completamente despiertos durante la noche.
Los síntomas más visibles del jet lag son: los trastornos referentes al descanso; problemas de tipo digestivo como vómitos o diarreas; desubicación; irritabilidad; o presentar cierta dificultad a la hora de hablar o al tomar decisiones.
Los síntomas no es que resulten muy graves pero pueden ser bastantes molestos por lo que para evitar la aparición del jet lag y que sus síntomas sean los más leves posibles deberemos descansar lo máximo posible antes de realizar el viaje e intentar adaptarnos al ritmo de vida para que el cambio horario no sea tan brusco.
Durante el vuelo se recomienda hidratarse con frecuencia y moverse para evitar el entumecimiento de los músculos. Si el viaje es demasiado largo otro buen método es ajustar el descanso durante el vuelo para que coincida con las horas de descanso del país de destino. Además puede ayudar el adaptar la hora de nuestro reloj para ir mentalizando a nuestro cerebro de la hora en la que nos encontramos.
En cuanto al tema de las comidas se recomienda que durante el viaje se realicen diversas comidas ligeras así como en los días previos pues será más fácil comer en las nuevas horas y acostumbrar a nuestro cuerpo con el nuevo hábito alimenticio. Durante los primeros días seguiremos esta pauta para cambiarla cuando veamos que hemos recuperado el apetito al completo.