Cómo puedo saber si tengo una alergia a la amoxicilina

La amoxicilina es un antibiótico semisintético derivado de la penicilina. Es un amino penicilina. Actúa contra muchas bacterias. Por eso, se usa mucho como primer remedio en infecciones de diferente gravedad.

Tanto en medicina humana como en medicina veterinaria. Se usa por vía oral o parenteral, aunque la forma parenteral (intramuscular o intravenosa) no está aprobada en todos los países porque está comprobado que daña el sistema auditivo y renal y, en algunos casos, causa sordera. La alergia a la amoxicilina no es genética, sino que se adquiere por personas expuestas al medicamento en algún momento al recibir tratamiento médico. Las personas alérgicas a la familia de la penicilina no tienen seguro tener una reacción alérgica a la amoxicilina.

Las mujeres o personas con SIDA y pacientes con fibrosis quística tienen un mayor riesgo de una reacción alérgica al medicamento. Las reacciones alérgicas a antibióticos, también llamadas reacciones de hipersensibilidad, son una respuesta anormal a estos, que se produce por un mecanismo inmunológico, ya sea mediado por anticuerpos o por linfocitos en dosis normalmente terapéuticas. Se producen después de una exposición, continuada o intermitente, al antibiótico. Estas reacciones se ven un porcentaje muy pequeño de todos los pacientes tratados, se pueden producir después de administrar dosis mínimas de antibiótico, desaparecen al dejarlo y vuelven al reintroducirlo. A veces, se puede desarrollar una reacción alérgica a un antibiótico después de su administración en cantidades tan pequeñas que ni el propio paciente sabe que lo ha tomado.

Pueden aparecer lesiones en forma de urticaria, hinchazón en los párpados y labios (angioedema), picor, exantemas parecidos a los que salen cuando tienes sarampión o varicela y lesiones ampollosas, que son las más graves. También se pueden manifestar reacciones generalizadas (anafilaxia), que se caracteriza por la aparición de picor en las palmas de las manos y de los pies, eritema, enrojecimiento conjuntival, sensación de ahogo, vómitos, diarrea, marea e incluso pérdida de conocimiento.  Otras reacciones mucho menos frecuentes son las llamadas órgano-específicas, como por ejemplo, la hepatitis.

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Categorias: Salud
Ultima modificación: 03/20/2013