Cómo dejar de comerse las uñas

Comerse las uñas, además de ser un hábito antihigiénico, desagradable y poco enaltecedor de la persona que lo practica, pudiera ser reflejo de algún desorden síquico o nutricional. Muchas veces, no obstante, obedece a un mal hábito convertido en pésima costumbre.

Descartadas o tratadas adecuadamente todas las causas sicosomáticas, el desarrollo inducido de la motivación personal pudiera ser la clave para que alguien deje de comerse las uñas definitivamente. El trabajo de un sicólogo podría hacerse necesario, en caso que la persona no responda a los reclamos familiares o la autoayuda.

A veces, la adquisición de parásitos intestinales o una infección en un dedo debido al mal hábito hacen despertar de su inercia al comedor de uñas, quien sufre en carne propia los efectos de llevarse a la boca constantemente unas uñas casi siempre repletas de bacterias, virus, hongos y toxinas, pues nadie se lava las manos antes de comérselas.

Un método muy eficiente es la aplicación de esmaltes amargos. Hay diferentes marcas de estas pinturas medicinales, las cuales carecen de algunas sustancias tóxicas con que se fabrican las pinturas comunes de uñas y que no deberían usarse con este fin.

Pero también pueden emplearse remedios caseros a base de extractos de yerbas amargas e inocuas, como el ajo, la cebolla o el nim. Especialmente útil para estos fines resulta el extracto fluido de propóleos en solución alcohólica al 5%, cuyo principio amargo garantiza el éxito del tratamiento. Pintar las uñas con esta solución un par de veces al día suele ser suficiente para lograrlo.

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Categorias: Salud
Ultima modificación: 06/19/2012