Una tarjeta de crédito o débito es una gran ventaja a la hora de desplazarte, ya que evitas el riesgo de ir con demasiado dinero en efectivo que puedas extraviar o te puedan robar en un descuido. Si tienes una tarjeta de este tipo disfrutarás de un código PIN que no debes revelar a nadie, ni siquiera a empleados de la propia sucursal, y que te asegurará que solamente tu puedes autorizar las operaciones sobre esa cuenta.
A la hora de llegar a un cajero a sacar dinero, una buena opción es comprobar que nadie nos ha seguido y que nadie nos está mirando desde ningún lugar, ya que si supieran nuestro código secreto podrían hacerse con parte de nuestro dinero. El segundo paso es introducir la tarjeta en la posición correcta y lo primero que debemos hacer es configurar el idioma para comprenderlo, si es que no está en el adecuado.
Una vez hecho esto pasaremos a pedirle al cajero información como la cantidad de saldo que tenemos disponible para su retirada, esta cifra no tiene por qué coincidir con el dinero total, y podría ser algún limite establecido por nosotros mismos previamente para evitar abusar de nuestra propia tarjeta.
En cuanto conozcamos el saldo debemos evaluar la posibilidad de sacar dinero, y si lo vemos conveniente seleccionaremos esa opción e introduciremos la cantidad que creamos oportuna según nuestras condiciones económicas. Este es el momento en el que el banco nos solicita la clave de seguridad (PIN) y confirma así que somos nosotros quienes pedimos el dinero; dinero que entregará a través de la ranura dispuesta a tal fin.
Ahora ya sabemos extraer dinero de nuestras cuentas, solo faltaría aprender por ejemplo a ingresarlo, aunque esta es una opción que solamente algunos cajeros permiten.