Este personaje de la maravillosa película de animación puede servir como inspiración para un disfraz original que podremos adaptar a niños y adultos modificando las medidas. Recordemos que dicho animalito es un juguete de resorte en espiral con una cola y cabeza de perro, ambas unidas al cuerpo metálico.
Para realizar este traje necesitaremos una pelota de playa, pintura apta para maquillar la cara de color blanco y negro, alambre de artesanía en cantidad suficiente como para realizar unas diez vueltas alrededor de la persona o niño a disfrazar, tela de fieltro de color canela o crema tostada similar al color del perro, cinta métrica, camisa y pantalones marrones, zapatos y guantes marrones, una sudadera marrón con capucha de tono parecido a la tela que utilicemos. Podemos optar por utilizar cuencos de plástico marrón o cartón lo suficientemente grandes como para permitir que introduzcamos las piernas en ellos si no tenemos habilidad con la costura.
El proceso es sencillo: debemos configurar los cuencos para crear una parte que irá en la zona de los hombros y otra en la cintura tras introducir las piernas. Éstos se realizan cosiendo 6 piezas de tela un poco más largas que el diámetro de la pelota una vez hinchada y su anchura en torno a una sexta parte esa misma dimensión. Se cierra con dobladillo el exterior de cada pieza y se introduce alambre para hacerlas tridimensionales. Recortaremos y haremos dobladillo en los agujeros de dimensiones adecuadas para poder vestirnos (cabeza, brazos, piernas). El alambre irá unido entre ambas piezas dando unas diez o más vueltas alrededor del cuerpo de la persona disfrazada. Debemos añadir la cola de tela a la parte inferior, cosida o con pegamento. El niño o adulto se vestirá completamente de color marrón, y recortaremos unas orejas que uniremos a capucha de la sudadera. Sólo nos queda dibujar la cara del perro con maquillaje para conseguir el aspecto deseado. Podemos usar un collar de perro o fabricarnos uno para que parezca aún más realista.