Se entiende por perfusión el paso de un fluido a través de un tejido, normalmente referido al flujo de sangre. Hipo es el prefijo griego para deficiencia. De este modo, el término hipoperfusión cerebral designa una deficiencia del riego sanguíneo del cerebro.
La hipoperfusión cerebral puede producir un síncope. El síncope, también llamado desvanecimiento, lipotimia o desmayo, consiste en la pérdida brusca del conocimiento y del tono postural debida a un descenso repentino del flujo sanguíneo cerebral o a alteraciones en la composición química de la sangre. Habitualmente el paciente se recupera espontáneamente de esta pérdida de conocimiento tras un breve periodo de tiempo. Si esto no sucediera, el paciente podría morir.
El síncope no se considera una enfermedad sino que es un síntoma, denota la posible existencia de una patología subyacente, que puede ser de muy distinta gravedad y etiología. El desmayo viene precedido con frecuencia de la sensación de mareo y pérdida de conciencia llamada presíncope.
Se describen numerosos síncopes distintos. El síncope vasovagal, por ejemplo, es el que suele producirse con mayor frecuencia en personas sanas. Es provocado por una emoción fuerte, el estrés, el miedo, en ambientes sofocantes o pobremente ventilados, o por fatiga. En ancianos, el síncope más común es el causado por hipersensibilidad del seno carotídeo y está relacionado con el estrechamiento de las arterias por la presencia de placas en las paredes. Otras cardiopatías pueden provocar un síncope por disminución brusca del gasto cardíaco, principalmente las arritmias. Por último, una lesión cerebral que dificulte la circulación sanguínea en algún punto del árbol vascular cerebral puede causar también un síncope.