El oficio de albañil es desempeñado por aquella persona que realiza trabajos de construcción indistintamente, como el alzado de tapias, paredes y muros, canalización de fluidos sin presión, colocación de cubiertas, llenado o nivelado de encofrados, apertura de zanjas, preparación de cemento para unir piezas de concreto o cerámica, así como su colocación, entre otras actividades y trabajos de construcción no especializados.
La palabra albañil proviene del arábigo bannil que significa “El que construye” o “El que edifica”. Al ser traducido al español se le agregó el articulo “Al” y se reemplazó la “n” por “ñ”, dando origen a la palabra “Albañil”.
Las personas que desempeñan este oficio generalmente son del género masculino y no llevan a cabo sólo tareas de creación, sino también trabajos de reforma o reparación. Antiguamente y en algunos lugares en la actualidad, este oficio es considerado un trabajo gremial. Para poder ingresar a esta área, el aspirante a albañil es contratado como aprendiz y lleva a cabo las tareas más básicas que suelen ser las que requieren mayor esfuerzo físico. Con el paso del tiempo, el albañil adquiere experiencia y conocimientos y asciende a rangos superiores, el mayor nivel es el de “Maestro albañil” que tiene una consideración importante y es supervisado únicamente por el ingeniero o arquitecto encargado de la obra.
En algunos países de Latinoamérica, el día del albañil está ligado al día de la Santa Cruz, este día se celebra el 3 de Mayo y por tal motivo, los albañiles que se encuentran en una obra construyen una cruz de madera que colocan en la parte más alta de la edificación en la que trabajan y celebran con comida entre amigos y familiares.