Cómo se trabaja la piedra

La piedra se usó como expresión plástica de la arquitectura. Ejemplos clarísimos de esta afirmación son las columnas griegas y los soportes de los coros en las iglesias. En Europa se empleó especialmente la piedra caliza trabajada con herramientas de acero. Muchas esculturas antiguas presentan restos de color y no cabe duda que eran usualmente coloreadas, como por ejemplo «Los Jinetes» en la Catedral gótica de Bamberg. En los siglos XIX-XX se ha piocurado eliminar el color para «hacer hablar a la piedra». Las técnicas aplicadas para policromar dependían del lugar donde iban a ser expuestas las piedras. En las tumbas griegas se han encontrado proteínas empleadas como aglutinantes; en cambio, en las esculturas expuestas al exterior se encontraron aglutinantes basados en aceites, usando como pigmentos los mismos que se ocupaban en las pinturas de la época. La policromía protege de daños a la piedra de alguna forma, porque actúa como una capa protectora.

La escultura de piedra se talla partiendo de un trozo grande. En general los escultores fabrican antes un molde en cera o yeso. Primero sacan grandes trozos para dar la forma básica, después trabajan raspando la superficie con herramientas para hacer los detalles. Algunas piedras, como el granito y el basalto negro, aprestan para trabajar detalles debido a su elevada dureza. Otras piedras, llamadas tandas, son relativamente fáciles de trabajar: es el caso de la piedra caliza y el mármol. Existen piedras aún más blandas, con granos gruesos, que no son adecuadas para esculpir obras finas, ya que dejan una superficie muy áspera, que antiguamente, para disimularla, se pintaba de colores. Actualmente se usa una enorme variedad de piedras, según el efecto que desee lograr el artista.

Sobre el artículo

Categorias: Arte
Ultima modificación: 06/22/2012