La alimentación del deportista

En el caso de los atletas y deportistas, el tipo de alimentación debe compensar el intenso consumo de energía y de nutrientes por parte del organismo, al mismo tiempo optimizando su rendimiento, no sólo para beneficio de su entrenamiento en relación al uso de las reservas de energía, sino también al funcionamiento eficiente de cada uno de los órganos del cuerpo.

Es importante saber que el primer reservorio de energía al que el organismo recurre durante periodos de intensa actividad física es la glucosa que se encuentra acumulada en los músculos (glucógeno) y también los ácidos grasos.

Otro lugar en donde se almacena la glucosa es en el hígado, siendo el segundo lugar de donde ser provee el organismo de combustible, luego de los músculos. La función principal de acumular glucógeno en el hígado es para estabilizar la glucosa en la sangre. Una vez que estas reservas de energía son consumidas a tal punto de que estén considerablemente reducidas, inevitablemente comenzará a notarse una merma en el rendimiento físico.

En el caso de la otra fuente principal de energía, los ácidos grasos, éstos son acopiados por el organismo en el tejido adiposo, el cual se distribuye en todo el cuerpo. Ofrecen una buena cantidad de combustible, en un aproximado de 78%, de lo que habitualmente requiere un deportista que entrena intensamente, y necesita rendir al máximo. No obstante, no pueden reemplazar completamente a la glucosa, pues los músculos necesitan de ella.

Entre los nutrientes que deben estar presentes en la dieta están los hidratos de carbono, fuente principal de glucosa, cuyo almacenamiento energético es directamente proporcional a la cantidad de carbohidratos consumidos, y la resistencia durante el esfuerzo físico. En el caso de entrenamientos intensos, se sugiere consumir alrededor del 60% de hidratos de carbono, dependiendo del tipo de actividad física. Entre los alimentos proveedores de este nutriente están las pastas, la yuca o mandioca, el arroz, frutas, las leguminosas, panificados, miel y dulces siendo estos últimos consumidos moderadamente.

También las grasas, que aportan mucha energía (9 kcal/gramo), son de lenta digestión siendo recomendable consumir solo un 25% diario, optando por aquellas más saludables, teniendo en cuenta que existen las grasas saturadas, que en altas dosis taponan las arterias, se obtiene de grasa animal de vacunos, pollo, cerdo, también de otras fuentes como la manteca, la nata de leche, la mantequilla, el aceite de coco y el queso crema; entre las grasas poliinsaturadas están los aceites, de soja, maíz y girasol, mantequilla de maní, almendras y nueces; y entre las monoinsaturadas, que son las más sanas, los aceites de canola y oliva.

Las proteínas son esenciales para la reparación, conservación y creación de tejidos, además de proveer cierto porcentaje de energía (15%). Las principales fuentes de proteínas son la carnes, huevos, lácteos y alimentos de origen vegetal como las algas marinas (spirulina), la quínoa, las legumbres, levadura de cerveza, frutos secos, amaranto, etc. Como los anteriores, se debe tener cuidado de no consumirla en exceso.

Los minerales y las vitaminas no son fuente de energía pero son importantes elementos, muy necesarios para el optimo desempeño del organismo. Los líquidos son importantes en el rendimiento, y su consumo debe ser reemplazado constantemente con una buena cantidad de agua, evitando la deshidratación. Importante consumir sodio y potasio, pues son minerales que se consumen muy rápidamente.

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Categorias: Deporte
Ultima modificación: 10/07/2013