Las mascarillas protectoras sirven para reducir y prevenir el contagio por microorganismos exhalados (catarros, tos, respiración…) y son hipoalergénicas, es decir, están hechos de materiales que no causan alergias por lo que pueden ser utilizadas por cualquier persona. Estas permiten tanto hablar como respirar sin ningún tipo de dificultad.
Existen diferentes tipos de mascarillas protectoras. Existen las mascarillas protectoras que sirven para evitar contagios, las destinadas para alergias así como las que permiten una toma de oxígeno que brindan una protección total.
El método de empleo de las mascarillas protectoras es muy sencillo y no requiere de un intrincado método de colocación. Para utilizar una mascarilla de protección deberemos ajustar tan solo las bandas o cordones por detrás de la cabeza dejando una de las bandas o cordones a la altura de la nuca y la otra un par de centímetros por encima para que brinde la mayor sujeción posible. En el caso de que permita ajustar los cordones o las bandas los ajustaremos hasta que la mascarilla protectora quede bien firme.
Hay que evitar tocar el interior de la mascarilla con las manos ya que podría contagiarla. Es por ello que es altamente recomendable lavarnos las manos antes de colocarnos la mascarilla.
Para retirar la mascarilla deberemos proceder con cuidado ya que puede contener agentes contaminantes. Por ello retiraremos siempre la mascarilla por la parte inferior y luego retiraremos los cordones.
En el caso de que estemos expuestos demasiado tiempo la mascarilla puede llegar a deteriorarse o perder sus cualidades por lo que no es raro que se deban cambiar con asiduidad.