Es imposible negar que desde la llegada de internet en nuestras vidas, estas han cambiado radicalmente, haciendo que la comunicación, disponibilidad e intercambio de información entre las personas se acelere a tal medida, reduciendo, y muchas veces eliminando completamente esas barreras prácticamente infranqueables, de épocas anteriores y quizás logrado solamente por algunos afortunados. En este sentido, el actual periodo por el cual atraviesa la humanidad, es el mejor de todos, por el nivel de accesibilidad de la información, y la facilidad de compartirla.
Sin embargo, estos avances, así como pueden ser positivamente aprovechados, de igual manera, existen personas que utilizan internet para fines no muy altruistas, siendo uno de ellos el desinformar, en muchas ocasiones con alevosía o malicia, sin albergar ninguna consideración por aquellos que puedan llegar a absorber esa información y adoptarlas a sus vidas o en sus sistemas de creencias, realizándolo generalmente como un medio de estafa, manipulación o por alguna cuestión psicológica que requiera atraer atención hacia sí.
Uno de los campos que suele padecer de mucha desinformación es el de la salud, el cual se ve afectado constantemente por la cantidad de webs que son creadas para difundir información sobre la alimentación, productos, ejercicios y cualquier tema de salud en general, careciendo muchos de éstos de una fuente confiable, que pueda identificarse como originaria de esa información, resultando muchas veces, en divagues, sin ningún respaldo de la comunidad médica.
Por esta razón es imprescindible desarrollar el discernimiento y el criterio propio al momento de consumir una u otra fuente de información, pues en estos casos, si se llegaran a aplicar en la vida real, aquello visto en internet, que no tenga aval médico o científico, se corre el riesgo de afectar la salud propia y la de la familia. Es importante también, seguir buscando la información y compararla con otras fuentes, no se quede con lo primero que ve o lee, siempre dude e investigue todo y solicite si lo considera necesario, la opinión de algún otro profesional, con respecto a lo que intenta averiguar.
¿Cuáles son las webs confiables?
Las que estén acreditadas, que su información compartida siempre nombre la fuente y los enlaces webs correspondientes, el autor esté debidamente identificado y tenga experiencia, que lo que ofrece sea gratuito o accesible para las personas (para evitar estafas), hable acerca de la misión y función de la página, que aborde variados temas y que exista interacción con los lectores.