El ser humano cuenta con varios tipos de carácter. Ninguna persona es totalmente igual a otra, pero hay ciertos patrones que se repiten por lo que podemos hablar de diferentes tipos de carácter. Veamos los más comunes.
El nervioso:
Cambia continuamente de intereses y de ocupación. Le falta orden, disciplina y perseverancia. Tiene una voluntad débil. Le cuesta la comprensión, la memorización y el razonamiento lógico de las cosas. Es perezoso, distraído.
El sentimental:
Es persona sensible, tímida, pesimista. Busca el aislamiento y la soledad. Puede ser rencoroso. Es inseguro. Es lento e indeciso. Es reflexivo. Le gusta hacer las cosas bien, pero se desalienta pronto ante las dificultades. Tiene problemas para adaptarse a cosas nuevas.
El Colérico:
Debido a sus arrebatos, improvisa, se precipita, despilfarra energía y cae en la dispersión. Es un extrovertido. Comprende con rapidez y es bueno para improvisar. Se tensiona fácilmente.
El Apasionado:
Posee una gran memoria e imaginación. Tiene una gran capacidad de trabajo. Tiene afición al estudio. Se destaca en lectura, historia, redacción y matemáticas. Le interesa lo social, lo religioso y político.
El sanguíneo:
Es muy poco sensible. Sólo le mueven los resultados a corto plazo. Tiene tendencia a mentir para conseguir lo que quiere. Es cerebral. Piensa todo fríamente.
El Flemático:
Es reposado y tranquilo. Es reflexivo y callado. Es muy ordenado. Es puntual y se preocupa por la exactitud de todas las cosas. La inteligencia del flemático es lenta, pero profunda. Es dócil y metódico.
El amorfo:
Es perezoso. Es poco original. Es despilfarrador, impuntual y carece de entusiasmo. Es social y extrovertido. Razona con mucha lentitud y analiza las cosas de forma.
El Apático:
Es cerrado en sí mismo. Es melancólico. Es irreconocible y testarudo. Es perezoso. Carece de estimulo y actividad. Es un pobre de ideas. Es apático y poco interesado en actividades.