Motivar a las personas es una tarea que requiere inteligencia y creatividad, sobre todo cuando se trata de un aula de clases, ya que dentro de ella se encontrarán personas muy diferentes a las que es necesario conocer profundamente para ayudarles a lograr los objetivos planteados para el curso.
Algunos alumnos serán listos y participativos, mientras que otros pasivos y conflictivos, para lograr la motivación de todos, el docente deberá identificar las situaciones que resulten anormales, familiarizándose con el grupo. Aquéllos que requieran una enseñanza más profunda o un abordaje diferente, se les brindará mayor apoyo. Mas allá de conocer sus diferencias, es necesario crear un vinculo con ellos, conocer sus actividades y saber cuál es la mejor manera para facilitarle el aprendizaje; a algunos alumnos se les facilita el aprendizaje visual, a otros auditivo y a otros kinestésico. Los alumnos que se clasifican en el último grupo serán los que necesiten mayor apoyo, ya que la manera en cómo se les facilita aprender es mediante movimientos y el tacto.
La didáctica dice que los conceptos deben impartirse con relación a una aplicación en la realidad. El alumno deberá involucrarse para crear este conocimiento, de esta manera se sentirá motivado al saber que es él quien crea los conceptos y no sólo el que los aprende.
El profesor motivará a los estudiantes pasivos mediante temas que se ajusten a los gustos e intereses del alumno, además les asignará tareas especiales que se destaquen de las del resto del alumnado, con el fin de hacerlos sentir una pieza importante dentro del grupo.