Dependiendo del hábitat de la serpiente su alimentación es distinta, existen miles de especies de cientos de colores y tamaños, algunas son venenosas y atacan con facilidad, otras son inofensivas y escurridizas, otras son constrictoras, dependiendo de su modo de vida la alimentación varía, algunas de las serpientes más conocidas, por su singular modo de vida o hipnóticos colores, son: cobras, cascabel, coralillo, víbora látigo, pitón y boa.
Todas las serpientes son carnívoras y varían su forma de casar; las serpientes venenosas son de talla mediana y no poseen tanta fuerza en sus músculos laterales, pero si en los traseros, primero observan a su presa que pueden ser ratones, ardillas, conejos y otros roedores, vigilan a su presa por unos minutos, acercándose lo más posible con mucha cautela, tranquilidad y silencio, una vez que se encuentran a una distancia considerable, utilizan sus músculos traseros para impulsarse y enterrar los dientes a su presa, en éstos poseen dos tubos adaptados a glándulas venenosas, el veneno es expulsado en el momento del contacto, inmovilizando hasta la muerte a su presa. Posteriormente, estirando la boca y dislocando la mandíbula, son capaces de ingerir a la presa completa.
Las serpientes constrictoras se acercan de la misma forma a su presa, capturándola rápidamente y utilizando sus fuertes músculos laterales la asfixian y rompen los huesos más grandes. En el momento que acaba de ser muerta la presa, la serpiente debe consumirla, ya que no lo harán si el cuerpo se enfría.
Todas las serpientes comen una vez y vuelven a comer hasta que hayan digerido por completo el alimento, defecando lo que no utilizaron.