Los cálculos renales son acumulaciones similares a piedras que se forman a partir de sales minerales que existen naturalmente en la orina. Los cálculos urinarios se forman más frecuentemente en los riñones y por esta razón a veces se los llama cálculos renales. Sin embargo, estas piedras urinarias son clasificadas con mayor precisión de acuerdo a dónde se descubren primero.
Los síntomas de cálculos urinarios generalmente aparecen súbitamente. Estos incluyen desde un fuerte dolor de espalda, nauseas y vómito ocasional o imposibilidad de estar levantado o sentado hasta sensación de ardor intenso durante la micción o sangre en la orina. Otros síntomas que pueden estar relacionados con una infección producida por el cálculo incluyen escalofríos y fiebre; orina turbia y de olor fétido; y micción sumamente dolorosa.
Los cálculos urinarios tienen diferentes causas. Por ejemplo un cálculo de calcio se produce cuando hay exceso de calcio u oxalato en la sangre. Si hablamos de cálculos de ácido úrico se puede deber a un subproducto del metabolismo de las proteínas que puede cristalizarse en forma de cálculos. Los cálculos de estruvita son creados por bacterias que infectan el tracto urinario, y los de cistina aparecen en personas con una enfermedad hereditaria.
Una vez diagnosticado el cálculo por un profesional médico, los tratamientos incluyen analgésicos ya que la mayoría de los cálculos pequeños acaban siendo expulsados del cuerpo por sí solos. Si se considera que el cálculo representa una amenaza para la salud del paciente, o si el cálculo no se expulsa en un tiempo razonable, se puede extraer mediante litotricia, que se basa en las ondas de sonido; ureterorrenoscopia, que permite visualizar y extraer cálculos a través de la abertura urinaria con pequeñas pinzas y extraerlo, o fragmentarlo usando ondas de sonido o láser; o cirugía.