El término adultismo deriva de la palabra latina “adultus” (adultus), contracción de “ad-oleo” (literalmente crezco, por extensión adolescente). Tiene dos distintos significados según el ámbito en que se utiliza:
- en pedagogía, la ciencia que estudia la educación, con adultismo se indica una particular orientación que enfoca el sistema educativo del niño en una imitación del modelo adulto. En este sentido el adultismo tuvo muchos éxito entre los teóricos de la educación del pasado, que veían el niño como un hombre en potencia y querían educarlo a través de la transmisión de modelos comportamentales de los adultos, incluyendo valores de vida y estilos lingüísticos. En la actualidad el adultismo se considera un error pedagógico ya que conlleva una negación de los intereses del niño, de su lenguaje y de sus motivaciones que puede ocasionar graves trastornos en el crecimiento. Típicas expresiones adultistas pueden ser: “Eres demasiado grande para portarte así”, o “Eres muy inteligente para la edad que tienes”.
- en sicología, literalmente la ciencia que estudia el alma, o sea la actividad mental, con adultismo se entiende un porte responsable precoz por parte de un niño, que se pone como un pequeño adulto, muy serio y pacato, que no guarda relación con el real nivel de desarrollo sicológico del sujeto. Este porte a menudo se ve reforzado por los padres, que se enorgullecen frente a la imagen estereotipada del “pequeño hombre responsable y sabio” pero de por sí puede indicar un problema en relacionarse con la propia vida emotiva por parte del niño.