El pulmón de crack es una de las lesiones más importante que pueden sufrir las personas adictas a esta nociva sustancia, perteneciente a la familia de los alcaloides y que constituye uno de los derivados de la hoja de coca.
Sus propiedades estimulantes del sistema nervioso central y sus potencialidades como analgésico, así como también los efectos que produce en quienes la consumen con regularidad: euforia, autoconfianza, ausencia de miedos, hiperactividad, insomnio, fuente de energía y, por supuesto, mayor deseo de consumo, la convierten en una opción atractiva y deseable, especialmente para los sectores más jóvenes de la población mundial.
Sin embargo, las consecuencias negativas no tardan mucho en aparecer, como es el caso del pulmón de crack, que da título a este post. Este padecimiento presenta un cuadro clínico similar a la neumonía crónica, de síntomas fuertes e intensos que van desde la tos constante acompañada de sangre hasta las convulsiones y la falta de apetito. Por otro lado, algunos autores la asemejan con una neumonitis de hipersensibilidad aguda.
El daño pulmonar a causa del empleo de cocaína presenta una gama bien amplia y diversa de padecimientos y enfermedades, asociadas a los efectos sobre el cuerpo de este tóxico. Bronquiolitis obliterante con neumonía organizada, hemorragia alveolar y padecimientos sistémicos por las vías en suele consumirse la droga, constituyen algunas de la patologías más importantes y severas causadas por el abuso en el consumo de crack.
Los tratamientos para la curación de cualquier padecimiento relacionado con el consumo de cocaína, comienza por el primer paso de eliminar la dependencia adictiva del individuo hacia la sustancia.
Luego cada trastorno –del cualquier sistema al que esté ligado- deberá ser tratado de manera diferenciado. Lo más importante es el trabajo psicológico con los consumidores para evitar futuras recaídas y nuevos procesos de desintoxicación traumática.