Una hernia es un tumor blando ocasionado por una protrusión total o parcial del revestimiento de la cavidad abdominal. Hay algunas que salen y luego vuelven a su lugar, a éstas se les llama reductibles, sin embargo las que permanecen atrapadas sin poder regresar a su origen, se denominan irreductibles o estranguladas.
Las hernias se clasifican según su localización, las más comunes son las del abdomen y la ingle, aunque también se pueden producir en órganos internos, como el diafragma. Otro tipo de clasificarlas es según etiología. Podemos encontrar las hernias congénitas, que se producen por trastornos del desarrollo; las adquiridas, por tos crónica, estreñimiento al hacer mucho esfuerzo para defecar, sobrepeso o por cargar objetos pesados; las recidivantes, por paredes abdominales débiles y las traumáticas, por un tipo de lesión agresiva.
En la mayoría de los casos no presentan ningún tipo de síntoma, no obstante, hay personas que sienten algún tipo de molestia o dolor que empeora al realizar una fuerza o al pararse. Si una hernia llega a crecer mucho, puede quedarse atascada en el orificio y ser impedida de circulación sanguínea, esto provocaría una estrangulación de una parte del intestino, pudiendo matarlo. En este último caso, la cirugía de urgencia es la única solución.
Para las hernias sin riesgo, se realiza una cirugía llamada hernioplastia, en la cual el médico las remueve de forma permanente. El procedimiento consiste en asegurar el tejido de la cavidad abdominal que está débil y cerrar el agujero para evitar futuras protrusiones en el mismo lugar, aunque rara vez reaparecen donde mismo.