Cómo elegir el mejor plazo para un depósito

La diferencia entre lo que nos ofrecen en una entidad y en otra no suele ser demasiado grande en el contexto actual de crisis generalizada, aunque la necesidad de captar capital en determinados momentos puede permitirnos obtener grandes ventajas si estamos atentos a lo que se cuece en los mercados. Para ello, es interesante y muy conveniente conocer los parámetros e indicadores que son decisivos para que hagamos una buena inversión o una inversión excelente. Como en todas las operaciones donde debamos invertir nuestros ahorros, es más que recomendable que busquemos, comparemos y sólo nos decidamos cuando todos los puntos hayan sido revisados y contrastados. Los beneficios serán mayores que si nos dejamos aconsejar o asesorar por nuestro banco de toda la vida que, evidentemente, juega con la ventaja de conocernos. Ante esa posibilidad, sólo la correcta información nos permitirá buscar y negociar unas mejoras adecuadas a lo que el mercado ofrece.

Debemos fijarnos, en primer lugar, en el tipo de depósito, pues si arriesgamos el beneficio en un depósito estructurado, tal vez no veamos un céntimo de retorno, mientras que con un plazo fijo sabemos desde el principio lo que obtendremos a cambio. Lo mismo sucede con la rentabilidad del depósito, pues debemos valorar la tasa anual efectiva en el plazo correspondiente. En ocasiones, una tasa mayor implica tener el dinero más tiempo inmovilizado, por lo que puede no ser tan buena opción como otra que remunere a un plazo inferior. De hecho, si el dinero que invertimos es una cantidad que no afecta a nuestra liquidez, podemos optar por plazos largos, con mayor retorno; si es un dinero que puede hacernos falta en un plazo medio o corto de tiempo, debemos estar muy atentos a las penalizaciones por retirarlo de forma anticipada.

Otros factores, como la liquidez, la vinculación con la entidad o el tipo de liquidación, pueden hacer que nos resulte más cómodo inmovilizar ese capital. De hecho, si nos abonan los intereses de forma mensual y es una cantidad suficiente para cubrir nuestros gastos, seguramente sea una buena opción. En cualquier caso, la comparación debe quedar clara con el cálculo de las comisiones que nos cobrará el banco, pues en ocasiones ofrecen una mayor rentabilidad pero también unas comisiones mayores que menguan los beneficios previstos.

Así que, antes de firmar, revisar.