Siempre acabamos echando de menos esos euros que nos hemos gastado de más y no pensamos que probablemente no sea tan grave el desacierto como mantener unas costumbres o hábitos inapropiados en nuestra vida cotidiana.
La mejor forma de ahorrar consiste en llevar una planificación de nuestros movimientos, y esto sólo podemos hacerlo si conocemos la forma en que gastamos nuestros ingresos. Una contabilidad personal es fácil de llevar hoy día gracias a programas gratuitos que podemos instalar en nuestros teléfonos inteligentes. Así, nada escapará de nuestra atribulada memoria porque podremos anotar en tiempo real todos los gastos. De esa forma podremos decidir en qué partidas debemos reestructurar o recortar.
Recuerda que en casa hay muchos puntos donde podemos ahorrar sin necesidad de que la austeridad merme la calidad de vida: bombillas de bajo consumo, programar la calefacción de forma eficiente, usar de forma adecuada los electrodomésticos, apagar los aparatos en lugar de dejarlos en stand by…
Compara antes de realizar la compra. Puedes llegar a ahorrar mucho dinero al año sin perder calidad en lo que compras. Aprovéchate de las ofertas y aprende a programar los menús y a reciclar la comida: te sorprenderás.
Busca planes alternativos para tu ocio. Recupera el gusto por actividades al aire libre: salir al campo te despejará y con un par de bocadillos podéis pasar una jornada inolvidable.
Evita las deudas y comprar a plazos salvo que sea imprescindible. Reduce malos hábitos, como la copa a deshoras o el cigarro, y busca alternativas saludables. El beneficio no sólo será económico.