Endosar un cheque es mejor que pagar en metálico

La mayoría de nosotros estamos acostumbrados a realizar nuestras operaciones cotidianas con dinero en efectivo, a lo sumo, pagamos con tarjeta de crédito en los comercios cuando adquirimos un producto, por lo que ni siquiera nos planteamos las opciones de que disponemos cuando tenemos que afrontar algunos pagos.

El cheque es una de las formas de pago que mejor puede adaptarse al pago de ciertas cantidades, por lo que habitualmente lo asociamos a la figura del empresario. Sin embargo, sus ventajas han quedado algo denostadas por la cada vez más creciente difusión del pago a través de plataformas digitales, seguras y muy fiables. En cualquier caso, sigue ofreciendo algunas ventajas frente a otras formas de pago.

Por ejemplo, podemos extender un cheque por el valor exacto que deseemos, sin tener que preocuparnos por el cambio o por llevar la cartera atiborrada de monedas. Es también una medida anti atraco, pues evitamos llevar efectivo encima y si son talones nominales, en caso de robo únicamente podrá cobrarlos la persona autorizada. Por otra parte, si tenemos la desgracia de perder o destruir un cheque que habíamos emitido, podemos solicitar al banco que lo anule. De otra forma, con billetes perderíamos el capital.

Otra ventaja es que podemos “cruzar” el cheque para saber en qué momento y en qué sucursal se hizo efectivo el cobro. Con unas líneas en diagonal, obligaremos a que únicamente se pueda cobrar ingresándolo en cuenta y, de esa forma, obtendremos una información que puede ser interesante para demostrar que se hizo efectivo el cobro.