Qué tipos de depósitos bancarios existen

En función del capital que tengamos ahorrado, las entidades pueden ofrecernos varias opciones dependiendo del tiempo que deseemos rentabilizar e inmovilizar nuestro dinero.

Por una parte, si deseamos un depósito más flexible, podemos optar por una cuenta remunerada. Se denominan también depósitos bancarios a la vista, porque podremos retirar parte del dinero o su totalidad sin que debamos abonar ningún tipo de penalización. El dinero que permanezca en la cuenta sigue rentabilizando con el mismo tipo de interés, por lo que permite que tengamos liquidez sin renunciar a la posibilidad de generar algunos beneficios.

Estos productos se han hecho populares por la gran difusión publicitaria en internet y otros medios, gestionadas a través de las grandes compañías que operan de forma virtual. Estas cuentas remuneradas permiten obtener algunos beneficios adicionales, realizar operaciones como transferencias nacionales e internacionales y, en algunos casos, incluso ofrecen un porcentaje de retorno de nuestros principales recibos domiciliados.

Por otra parte, encontramos los depósitos bancarios a plazo, en el que inmovilizaremos nuestro capital por un tiempo establecido en un contrato. El beneficio se deriva de la aplicación de un interés fijo o variable sobre la cantidad depositada, que puede abonarse en plazos o una vez se produzca el vencimiento del contrato.

Una de las mayores desventajas es que la cancelación anticipada suele estar penalizada con una bajada del interés del producto o la aplicación de una alta comisión sobre la cantidad retirada. Por el contrario, la seguridad es total debido a que el Estado asegura este tipo de depósitos hasta un total de cien mil euros, y del mismo modo, los tipos suelen ser más altos que en los depósitos a corto plazo o en otras modalidades menos conservadoras.