Soluciones para no ser arrollados por la inflación

En épocas de cambio e inestabilidad económica, los procesos de inflación pueden derivar en una pérdida de capacidad económica de los consumidores. Este proceso inevitable a nivel general, puede ser compensado a nivel doméstico si somos capaces de aplicar una serie de sencillas normas.

La primera de ellas tiene que ver directamente con el salario que cada trabajador percibe por su dedicación. Evidentemente, si los sueldos no se incrementan al mismo ritmo que se produce la subida de los precios de bienes y servicios, el empobrecimiento relativo será mayor. Es conveniente que, si tenemos posibilidad de acogernos a un convenio colectivo, revisemos la existencia de alguna cláusula que proteja nuestra remuneración frente a la inflación. En caso de que así sea, deberemos recordar al empleador la obligación de aplicarla según indican las normas que rigen el desempeño de nuestra actividad profesional. Hay que intentarlo especialmente en aquellos casos en los que no se nos aplica de forma directa el incremento correspondiente.

Por otra parte, los arrendamientos y alquileres deben revisarse de forma periódica para establecer las correspondientes subidas que marca la ley. Si percibes alguna renta procedente de este tipo de contratos de alquiler, debes saber que como arrendador, la renta que percibes está gravada con los impuestos específicos, por lo que debes mantenerte firme ante los intentos de los inquilinos para que no se les aplique la subida establecida. En realidad, no es una subida del precio, sino la aplicación de una corrección del mismo debido a la tendencia general del sistema fiscal.

Otras medidas interesantes podemos aplicarlas en los ámbitos más cotidianos, como la cesta de la compra. En caso de conocer la inmediata subida del precio de algunos productos, podemos hacer acopio de los mismos de forma previa. Es muy interesante revisar la situación de nuestros activos financieros, porque si los tenemos inmovilizados sin generar intereses, puede resultar mucho más interesante adelantar compras de productos que se prevé que vamos a necesitar y más adelante subirán de precio. Otra opción es aprovechar las ofertas o períodos de rebajas y aplazar los pagos mediante tarjetas de crédito o de compras, aunque debemos evitar la tentación de financiarnos a través de ellas porque los intereses suelen ser bastante altos y no adelantaremos nada…