El documento nacional de identidad acredita la identidad de la persona, los datos personales del titular y la nacionalidad española del mismo. Este título o documento es de uso personal e intransferible, por lo que su dueño debe encargarse personalmente de su conservación y custodia. Este sistema de identificación nació por decreto del 2 de marzo de 1944, como medida para conseguir un sistema de registro y documentación de grupos de población que se consideraba prioritario controlar. De hecho, tras la guerra civil, no había documentos válidos, por lo que se inició el proceso de formalizar el documento identificativo con los presos, los hombres de las grandes ciudades y las mujeres que debían viajar de forma frecuente. El uso de esta herramienta se extendió a toda la población, de forma que se abandonó la clasificación por categorías de los diferentes ciudadanos. Fruto de este largo proceso histórico, el DNI ha experimentado variaciones en su diseño hasta alcanzar el modelo de documento electrónico y digital. En la actualidad, es obligatorio a partir de los catorce años, aunque puede solicitarse a partir de los tres meses.
En caso de que la policía nos pida que se lo entreguemos, debemos saber que todas las personas obligadas a tener DNI también están obligadas a exhibirlo ante la autoridad en caso de requerimiento por cuestiones de seguridad.
Si en el momento en que se nos solicita mostrarlo, no lo llevamos con nosotros, podemos utilizar otros medios de identificación: un pasaporte, el carnet de conducir o acudir a comisaría. Si nos han robado la documentación, la copia de la denuncia puede servir. En caso de que nos neguemos a identificarnos, podemos incurrir en una falta o delito, por lo que para evitar problemas es conveniente que procedamos por las buenas y sigamos las indicaciones de las autoridades. Siempre podemos preguntar el motivo del requerimiento si queremos quedarnos más tranquilos.