La ciudad de Constantinopla fue conquistada por los turcos otomanos el 29 de mayo de 1453. Este hecho supuso el fin del Imperio Romano en Oriente así como el fin de la Edad Media.
Cabe decir que la ciudad de Constantinopla sufrió varios asedios desde el año 1100 pero todos ellos sin éxito por parte de sus atacantes. Podemos decir que la ciudad empezó su declive en diversos aspectos, militar, económico y político a partir de la cuarta cruzada en el 1204 cuando fue asaltada por los cruzados atraídos por sus tesoros. Este hecho demostró la vulnerabilidad de las defensas de la ciudad y una vez reconquistada fueron reforzadas las murallas así como las defensas.
Junto a estos hechos hay que remarcar que el imperio otomano no existía como tal, era tan sólo un emirato que se había participado en la guerra a favor de los selyúcidas en Anatolia frente a los mongoles propiciando la victoria por parte de los turcos. A raíz de este suceso se les concedió la ciudad de Ertrogul dando lugar al impero otomano.
El emperador bizantino pidió ayuda en determinadas ocasiones al imperio otomano para que le ayudaran en la guerra civil en la que se veía inmersa con motivo del ataque del reino de Serbia en 1349 por la sucesión al trono de Constantinopla. Una vez pasado el peligro el emperador bizantino desatendió las exigencias y lo pactado con el sultán otomano y confiado en las defensas de su ciudad resistió varios sitios.
En el año 1448 accedió al trono Constantino XI y tres años más tarde murió el sultán Murad II el cual había realizado en varias ocasiones el sitio de la ciudad de Constantinopla. Su sucesor Mehmed II había prometido no violar los territorios bizantinos por lo que el emperador bizantino lo tomó como una muestra de debilidad y exigió una renta anual por un supuesto príncipe otomano que mantenían como rehén.
Este hecho fue el detonante para que Mehmed II se decidiera a llevar a cabo el asalto a la ciudad. El sitio a la ciudad empezó el 7 de abril de 1453 y concluyó el 29 de mayo del mismo año.